Myself Ofelizándome

Myself Ofelizándome

Buscar este blog

viernes, 12 de noviembre de 2010

Otra vez Alicia

Alicia quería dejar de ser Alicia. Estaba hasta las trenzas de reir y le dolía la mandíbula. Entonces se arrancó las pestañas postizas y las dejó caer dentro del vaso de zumo de fresa. Alguien soltó una carcajada, ella se acercó y le metió un puñetazo y entonces llegó la policía. No pensaron en la chica de risa fácil y se marcharon. El idiota se la juró y ella le volcó el zumo  en la cabeza. Alicia estaba hasta las trenzas de ser Alicia pero soltó una carcajada.

martes, 5 de octubre de 2010

Margarita de Austria

A Margarita de Austria le gustaba la gente con estrabismo. Tanto que podía quedarse horas mirándoles sin cansarse. Margarita no entendía esta pasión que la consumía. A veces, si encontraba a alguien con los ojos diferentes en un museo, por ejemplo, le perseguía disimuladamente para observarle. A veces intentaba observarle en el reflejo de los cristales de las serigrafías. A veces le miraba sin más abiertamente hasta notar la incomodidad del otro por sentirse observado. Cuando se trataba de un niño o niña le daban ganas de comérselo a besos e improvisaba conversaciones con la madre sólo para observarle un poco más. A Margarita de Austria también le gustaba mucho el color de la gente albina y si la persona albina en cuestión también tenía los ojos cruzados, no importaba cuanto, a Margarita le entraban ganas de desmayarse de placer. Una vez quiso tener un león albino y bizco cuando era pequeña pero su madre le dijo que los leones albinos y bizcos huelen muy mal dentro de las casas. A ella no le gustaban nada los malos olores, así que desistió.
Entonces ocurrió un día por casualidad. Margarita miraba fotos antiguas un día de lluvia y aburrimiento total. Se miró a sí misma y recordó. Ella también había tenido los ojos torcidos. Su madre la había llevado a tantos médicos que finalmente, por cansancio de visitar médicos había corregido su mirada por sí sola. Y lo había conseguido sin pretenderlo.
Cuando Margarita de Austria miraba los ojos torcidos, de alguna manera, echaba de menos su propia identidad.

lunes, 4 de octubre de 2010

Myself Ofelizándome

Ofelia plantó un jardín, arrancó las flores y se suicidó. Hamlet, su amor. No entendía. Él era para ella un ídolo idolatrado. Se habían escapado tantas veces sus suspiros al cruzarse sus miradas que por no entender siguió los pasos de su prima Julieta. Ofelia plantó un jardín, arrancó las flores y se suicidó. La muerte siempre poderosa alimentándose de las historias fallidas de amor.

Cenicienta en las estancias del placer (3)

Cenicienta no hizo ni caso al príncipe en toda la noche pero al tirar su zapato de cristal no entendió porque el príncipe no fue a recoger los cristales rotos para adorarlos y besarlos. Cenicienta no soportaba no ser su centro de atención ni que él no enloqueciera de amor por ella. Cenicienta tenía un ego dorado y acariciado y se ponía enferma cuando no le hacían caso. Sabía que había un montón de mujeres caprichosas y con necesidad de ser mimadas pero nunca se había considerado una de ellas. Es por eso que a Cenicienta no se le caían los anillos fregando el suelo y por eso que estaba siempre en las nubes.
Pero ella era caprichosa. Muy caprichosa y le aburrían los príncipes que no se pasaban el día pegados a ella como una lapa. Ella quería príncipes lapa. Cenicienta se montó en su carroza pasada de hora y acabó bañada en pulpa de calabaza. El príncipe reaccionó y preguntó “¿Estás bien?” pero como ella le ignoró, él volvió a su baile de palacio a beberse unos cubatas. Cenicienta bailó delante de él con otros hombres y mujeres para ponerle celoso pero él se lo pasaba demasiado bien volcando botellas en su vaso empañado. Ella salió fuera a respirar. Él no la siguió. La noche la encontró llorando y pataleando y le regaló una lluvia que la empapó para consolarla. Ella entró para no resfriarse y él la miró. Vio su vestido mojado y calculó por las transparencias dónde pondría sus labios y sus manos. Se acercó a ella, la agarró y se la llevó. Esa noche la madrastra montaría en cólera por su ausencia. Cenicienta estaría feliz. Las hormonas se la habían vuelto a jugar.

Cenicienta en las estancias del placer (2)

Cuando él no luchaba y se dormía en los laureles ella tenía ganas de partir ventanas. No para saltar. No. Partir los cristales al tirarlo todo. Sin embargo, se quedaba sentada mirando revistas mientras él la observaba lívido. Ella, cuando no perdía el control, era capaz de sacar a cualquiera de quicio, y cuando luego analizaba este talento, se tronchaba de risa. A veces ella tenía que inventar que tenía marido para no tener que decirle a alguien que no estaba interesada. A veces inventaba que al día siguiente se marchaba para siempre al extranjero. Ella odiaba más que nada en el mundo las negativas y las mentiras, pero cuando no quería decir NO, mentía hasta rascar las paredes con su nariz.
Un día alguien llamó a la puerta y ella decidió no abrir. Estaba tumbada en la cama mirando el techo sin pensar en nada. Había querido no estar triste y se había abandonado a la nada. La puerta sonó dos veces más. No se inmutó. Aquella llamada en la puerta habría cambiado su vida. Nunca más tarde sabría que había perdido su oportunidad.
Ella tenía ganas de partir ventanas. Se levantó de la nada para lanzar la radio y el televisor.

Cenicienta en las estancias del placer

“Sólo tiempo. Sólo se necesita tiempo para olvidar”. Las figuras desaparecerían tan pronto otras se cruzaran en su camino. Pero ella volvería un día a bucear por otros mundos y ellos aparecerían de nuevo, sin previo aviso, con sus máscaras roídas por el tiempo. Y siempre dolía, aunque ella quisiera parecer frívola, dolía. Volvió a coger el libro y siguió leyendo. Era su única forma de escapar. Le faltaba la respiración y se preguntaba si era el dolor o la revolución hormonal de sus instintos. Dieron las 12 y se durmió.

martes, 14 de septiembre de 2010

El amor aletea (7)

Ella vio la luz en él y se acercó. Él apostó con su dinero, ella aceptó. Él la engañó, ella sonrió. Él no devolvió sonrisa alguna y le partió el corazón. Ella intentó atrapar su luz por las mañanas, no lo consiguió. Él hizo un día las maletas y se marchó. Ella se miró al espejo y comprendió. Era su luz la que él tenía. Se apagó.

lunes, 17 de mayo de 2010

El amor aletea (6)

Había tirado la casa por la ventana y se había sentado a esperar. En la ventana.
La lavadora destrozada formaba un charco de agua sucia alrededor. Pelusas y pelos enredaban a las arañas. Las arañas estaban enfadadas. No les había caído la lavadora encima y ahora tenían que morir enredadas en una maraña que no le llegaba ni a la suela del zapato a sus propias telas. Ella quería saltar pero entonces se perdería la furia de él y disfrutar esa furia era la que le
había empujado a tirarlo todo. Sólo había dejado sus calcetines sucios en el rincón de la
habitación. Eso le humillaría. Él, tan impasible, imperturbable y diplomático iba a montar en cólera y su blanco reluciente se iba a transformar en el color de los tomates. Sería la última vez que diría que no entendía. Ella, había tirado la casa por la ventana y se había sentado a esperar.

miércoles, 24 de marzo de 2010

SUEÑOS (2)

Ocurren de repente. Esos lugares en los que siempre has estado ocurren. Te emocionas porque te gustan mucho. Muchísimo. Quieres encontrar el momento de llevar allí a todos tus amigos. ¿Te preguntas porqué tardaste tanto en volver? Te acuerdas del camino para volver. Lo habías olvidado, por eso no volviste. No entiendes como puedes olvidarte de volver a esos lugares. No quieres irte. Quieres quedarte allí para siempre. Y despiertas. Te decides a ir el próximo fin de semana y entonces te das cuenta. Nunca has estado allí. Nunca fuera de tus sueños. Pasan los minutos. Bajas de la cama. De repente quieres recordar ese lugar. Ha desaparecido. Completamente. Se ha borrado el camino. Tienes la certeza de que estuviste allí tantas veces, de que volverás de nuevo. Pero se ha borrado. Ocurrirán. Ocurrirán cualquier noche, de nuevo, por sorpresa.

sábado, 13 de marzo de 2010

Alicia en el país de las mentiras (3)

Alicia escribió en su diario:
"Los dioses, viejos y cansados nos invitan a morir. Demasiada rabia contra nosotros.
Éste es mi mundo y éste mi reloj y no voy a perder el tiempo que tiembla en mis manos. Son demasiado viejos. Les molesta la luz. Nunca apagaré la luz. La quiero absolutamente brillante.
Al envejecer no tuvieron que preguntar como volver a casa. Les guió la luz. Nunca besaré a un astronauta en la luna, pero crucé puertas inmensamente pequeñas y me sumergí en el tiempo y entonces todas las joyas fueron para mí. Siempre es pronto para morir.
Me dí cuenta que sonreía tontamente a los extraños. Una vez, hace mucho tiempo esos extraños habían sido mis mejores amigos. El tiempo vuela siempre TAN deprisa.
Excusas.
Los dioses viejos me contaban sus historias. Por la pesadez de sus pisadas supe que mentían.
Me llamo Alicia y estoy sola. Me reconozco y respiro. ¿Hay mejor misterio para sobrevivir?
Esos viejos dioses no consiguen apagarme."

jueves, 11 de marzo de 2010

Sueños

“Tenía la cara muy muy gorda y las cejas peladas, por eso pensó que nunca nadie la querría. Pensaba en tristezas y penas. Ahí estaba él, con sus ojos clavados en ella durante horas. Ella le devolvió la mirada. Silencio calmado. Ella sonrió. Él intensificó la intensidad de su intensa mirada. Todo muy intenso. Ella soñaba ser amada. Él la miraba, miraba, miraba. Él no había probado bocado en todo el día y cuando se percató de que su mirada no funcionaba, se relamió los hocicos y ladró.”

domingo, 28 de febrero de 2010

Confesiones

“Me quedé esperando y no volvió. Nunca volvió. Rodaba el mar y me chupaba los pies. Casi me los “enmocaba” con tanta alga pringosa. Olía a muerte, a podrido. Pero la muerte del mar siempre huele rico, aunque el olor te haga vomitar. Es una muerte viva.
Me quedé esperando y se hizo de noche. Tuve miedo de alejarme por si se arrepentía y daba la vuelta. Por la mañana tenía los pies morados y la cara hinchada de tanto llorar. La había vuelto a cagar. Pero eso había ocurrido siempre y seguiría ocurriendo. Nunca aprendí las lecciones.
Me quedé esperando sin saber si esperar. Se me nubló la vista y perdí la consciencia. Luego desperté. Ya nunca fui la misma persona.“

jueves, 25 de febrero de 2010

Alicia en el país de las mentiras 2

“Le habían dicho que se podían tener relaciones sin estar enamorada.
Discrepaba. Les decía: “Miénteme y dime que me amas si quieres pasar un buen rato¨.
Y después afirmaba: “Si me mientes, te mato”. Y añadía: “Me aburre tanto la falta de amor…”. Así era Alicia cuando nadie la intoxicaba con setas a escondidas. Alicia se enfadaba porque siempre había algún idiota que conseguía llevarla al aburrimiento más espantoso. Y por eso Alicia miraba por la ventaba y pensaba en saltar. Por llamar la atención. Entonces entró el conejo crispado otra vez con los ojos en órbitas y ella se dejó engatusar. A estas alturas todo el mundo entiende que Alicia era una adicta a las drogas. Entonces se olvidó del amor y del romanticismo y siguió al conejo.”

miércoles, 24 de febrero de 2010

Alicia en el país de la mentiras

“A Alicia no le gustaban los conejos sino los boxeadores. Estaba tan harta del país de las maravillas que lo que necesitaba era que le metieran un puñetazo que la hiciera volver a la realidad. La habían estado drogando con setas venenosas del bosque y por eso los cardos borriqueros le habían parecido flores y por eso ahora tenía todas las manos heridas. La puerta del cuarto de baño de casa de su abuela se hacía grande y pequeña todo el rato. Alicia quería tener los pies en el suelo y quería quitarse el vestido de niña tonta. Pero volver a la realidad le iba a tomar unas 10 horas y ella no tenía ganas de esperar. La ventana estaba abierta y se le ocurrió la idea de que podía volar… ”

domingo, 14 de febrero de 2010

El amor aletea (5)

"Gritaba y rogaba que no la separaran de él. Era el día de los enamorados y no era casualidad que él se llamase Valentín. Lloraba e imploraba. Juraba que no era un capricho, que le quería muchísimo. Sufría. Entonces la pusieron a prueba:
-Si te quedas con él no te traeremos al que siempre estuviste esperando. Tendrás que renunciar.-
No lo dudó un segundo. Ella siempre había vivido tan apasionadamente el presente...
-¿Perro o ratón?-
Eligió ratón. Se cerró el trato.
Le construyó una jaula con cajas de cartón. Cupido se la había jugado."

(A mi pequeña amiga Candela que compra ratones sin permiso)

viernes, 12 de febrero de 2010

El amor aletea (4)

“Mantuvo su imperdonable soberbia y no rompió a llorar. Los aleteos en su estómago eran un recuerdo doloroso. No admitió haberse enamorado alguna vez. Dio media vuelta y sin decir nada caminó de forma altiva con la intención de dejar de piedra a quien provocaba su imperceptible tristeza. Entonces voló hacia la acera de enfrente. Aquella caída espectacular rompió el olor a drama barato de la despedida. Lamentó no haber visto el socavón”

Mi vida en el 3013

"Los guardianes del ciberespacio habían bloqueado la entrada a los espías. Los virus se habían quedado dormidos por la resaca y no funcionaba el ascensor. Hacía siglos que se había terminado el agua y estaban hartos de zampar pastillas vitamínicas. Alguien habló de haber encontrado el tesoro de los huevos fritos con patatas y por un momento se plantearon dejar la entrada sin vigilancia.”

El amor aletea (3)

"Me la juraste y cumpliste. No te creí. Con mi silla esquio por los pasillos eternos de este hospital mental. Te la juré y cumpliré. Y entonces felices haremos carreras de sacos arrastrándonos por este corredor."

Los del gobierno inglés (2)


"Se liberaron del miedo y se esfumó la miseria. Desaparecieron los dioses y empezó la verdadera libertad. Y ganaron el poder."

El amor aletea (2)

"Me arranqué de las alas los parásitos y empecé a sangrar. Dolía el amor muerto tanto que empecé a gritar. Se asustaron y corrieron. Empecé a volar. Me quedé sin peso en mis alas y no pude bajar."

El amor aletea

"Vendrán los tiempos en los que los naufragios dolerán como picaduras de mosquitos. Entonces volcaré el vinagre y los picores serán caricias de alas de mariposa. Mataré a la mariposa y me quedaré tranquila."

La muerte subrealista del mundo


"Se me amputó un pie y mis manos no frenaron la hemorragia. Demasiado lejos de las fronteras y del gobierno de mis extremidades superiores. A mis manos no les gustaban esos callos extranjeros. Me desangré."

Los del gobierno inglés

"Manipularon mis palabras, mis acciones, mis escritos. Manipularon sus escuchas, sus miradas, sus criterios. Nos enfrentaron y luchamos. Nos destrozamos. Se sentaron a tomar el té. Ni nos nombraron"