Myself Ofelizándome

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viernes, 12 de febrero de 2010

El amor aletea (4)

“Mantuvo su imperdonable soberbia y no rompió a llorar. Los aleteos en su estómago eran un recuerdo doloroso. No admitió haberse enamorado alguna vez. Dio media vuelta y sin decir nada caminó de forma altiva con la intención de dejar de piedra a quien provocaba su imperceptible tristeza. Entonces voló hacia la acera de enfrente. Aquella caída espectacular rompió el olor a drama barato de la despedida. Lamentó no haber visto el socavón”

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