“Me quedé esperando y no volvió. Nunca volvió. Rodaba el mar y me chupaba los pies. Casi me los “enmocaba” con tanta alga pringosa. Olía a muerte, a podrido. Pero la muerte del mar siempre huele rico, aunque el olor te haga vomitar. Es una muerte viva.Me quedé esperando y se hizo de noche. Tuve miedo de alejarme por si se arrepentía y daba la vuelta. Por la mañana tenía los pies morados y la cara hinchada de tanto llorar. La había vuelto a cagar. Pero eso había ocurrido siempre y seguiría ocurriendo. Nunca aprendí las lecciones.
Me quedé esperando sin saber si esperar. Se me nubló la vista y perdí la consciencia. Luego desperté. Ya nunca fui la misma persona.“
Me quedé esperando sin saber si esperar. Se me nubló la vista y perdí la consciencia. Luego desperté. Ya nunca fui la misma persona.“







