El árbol roto que vivía encerrado en el solar abandonado me dijo un día que si a la naturaleza le hubiera dado por teñir de rosa la clorofila y al cielo de amarillo se hubiera olvidado de él. Se hubiera visto aún más hermoso con su imponente verde y su vestido de hiedras en el escenario azul lleno de nubes. Aunque harto estaba de tanta trepa clavándole las uñas y chupándole la savia. A mí siempre me contaba sus secretos desde el otro lado de la alambrada, como si de mis propios pensamientos se tratara. Me pregunté porqué estaba tan tan roto. A Lo mejor era de amor. O de risa...
martes, 18 de junio de 2013
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